Sobre carne enlatada, brechas entre dimensiones y los Monty Python

Un viaje al otro lado del alba.

¿Sabíais que la palabra spam viene de un sketch de los Monty Python de los años 70?

En él, unos clientes intentan pedir comida en un restaurante, pero todo lleva spam (una carne enlatada muy popular en la época). Cuanto más protestan, más veces repite la camarera la palabra spam hasta que es lo único que se oye.

A día de hoy, la RAE nos dice esto sobre el término:

Correo basura.

Y ahora que ya somos más cultos, os aviso: hoy voy a hacer spam.

¿Y si haces publi del libro de tu colega de Substack?

¿Sigue siendo spam?

Pues sí, pero no sería como abrir la lata y meterte el sucedáneo de carne entre pecho y espalda, sino el equivalente a coger ese spam, dorarlo en la sartén con un chorrito de aceite de oliva virgen extra —o AOVE, que dirían los influencers—, servirlo sobre una tosta de pan rústico untado con cebolla caramelizada y añadirle rúcula fresca y un toque de mostaza antigua.

¡¡¡COMPRAD EL LIBRO DE MI COLEGA, MALDITA SEA!!!

Y esto, amigos míos, también es spam, pero del bueno —modo colegueo +100—. Spam del que se hace con orgullo, con emoción y con el firme propósito de interrumpir vuestra paz para recomendaros algo que sé que lo merece.

Porque mi colega

Samuel Domínguez

acaba de sacar su libro en preventa y, aunque aún no lo he leído, ya lo he precomprado sin pensármelo dos veces.

¿Queremos una sinopsis maja?

En un Madrid donde las brechas entre dimensiones surgen en los lugares más inesperados, un suturador lucha por cerrar aquello que nunca debió haberse abierto. Era sólo un caso más: una casa encantada, una familia aterrorizada y una niña que había visto demasiado. Pero lo rutinario se vuelve una espiral de horror cuando algo antiguo y hambriento se desliza entre las sombras para llevarse la paz de la familia y el mundo.

Mientras tanto, en la realidad que deja atrás, surgen otros enigmas y batallas. Lucía, una investigadora tan novata como incansable, sigue pistas que la llevan a oscuros secretos ocultos ante nuestros ojos, un aliado inesperado descubre verdades que podrían cambiarlo todo y, Canito y Tío Juan, con su valentía y lealtad inquebrantables, se convierten en piezas clave para desentrañar el misterio. Cada uno de ellos libra su propia batalla en un juego donde el tiempo se agota y el peligro crece a cada instante.

¡Buah! Como que va apeteciendo tenerlo en el regazo mientras oímos el crepitar de la madera en la chimenea, ¿verdad? Que todos sabemos que en Semana Santa llueve siempre.

Pues AQUÍ está.

Y AQUÍ.

Y AQUÍ.

AQUÍ también.

Y ahora, un consejo:

Apoyad a los vivos que escriben antes de que se conviertan en clásicos. Los clásicos no te pueden firmar los ejemplares.

¡Mirad qué portadón!

AQUÍ también, por cierto.

¡GRACIAS!