¡Qué alegría ver todos tus proyectos juntos! Lo auguro, tendrás una cola de personas lectoras emocionadas para que les firmes copias de tus libros. Al tiempo. Ánimo, amigo mío. A por ello.
pódcast estará en pausa durante todo el verano. Por si alguien no lo sabe, es donde subo mis relatos en audio, narrados por el titán Álvaro Reina —la voz en castellano de Ezra Bridger, Jaskier y Bran (de mayor).
Jajaja. Perdón, que estaba recién levantado y no me enteré bien. No lo sé. Imagino que sí. Es un profesional, así que habría que hablarlo con él quién quisiera.
Tom, qué gozada leerte. No solo por todo lo que estás creando —que es mucho, diverso y lleno de imaginación— sino por cómo lo cuentas: con honestidad, con humor, con esa mezcla tan reconocible entre entusiasmo y agotamiento que sentimos quienes escribimos a conciencia.
Me gusta esa forma en la que compartes tu caos sin disfrazarlo, porque en ese caos hay verdad. Y la verdad, cuando se muestra sin solemnidad, genera comunidad.
Me llevo muchas cosas de tu post, pero sobre todo una: hay proyectos que necesitan su tiempo, su temperatura, su sombra. Como “El despertar del lucerna”, que quizás no dormía, solo esperaba la estación adecuada para germinar.
Nos seguimos leyendo entre zombis, demonios, relatos apocalípticos y ventanas abiertas.
Mi proyecto para 2025 es una masa informe de buenas intenciones que se descompone en tiempo real: escribir una novela, o tal vez cuentos, o quizás un tríptico sobre la procrastinación creativa.
Cada mañana abro el documento en blanco y veo cómo las palabras se pudren antes de nacer, como fetos literarios flotando en formol, mientras yo tecleo frases que borro antes de terminarlas porque no suenan en absoluto.
Los días se vuelven una herida abierta donde las horas gotean como pus. Escribo listas de proyectos que cambian según mi humor: los lunes quiero ser Borges, los martes me conformo con ser Arlt, los miércoles un blogger decente, los jueves contesto notas de substack, desde el viernes ya no sé ni mi propio nombre.
Las ideas se amontonan en mi cabeza como moscas sobre carne podrida, cada una prometiendo ser la definitiva, la que me salve del vacío. Pero cuando trato de atraparlas, se deshacen entre mis dedos como cenizas tibias, dejando solo el olor de la ambición descompuesta.
Mi único plan real es seguir sangrando palabras hasta que se me acaben las venas o hasta que algo encaje en algo. Seguir alimentando la máquina que vive dentro de mí, esa cosa que mastica mis pensamientos y los escupe como palabras ensangrentadas.
¡Qué alegría ver todos tus proyectos juntos! Lo auguro, tendrás una cola de personas lectoras emocionadas para que les firmes copias de tus libros. Al tiempo. Ánimo, amigo mío. A por ello.
Qué te voy a decir ya que no sepas, bonica... Gracias por todo, siempre.
Ya te extrañaba por aquí, qué lindo saber de ti ✨
¡Mil gracias, Paloma!
Me alegro un montón de estar ayudándote con tu historia de zombies :P
Lo estás. ¡Mil gracias!
pódcast estará en pausa durante todo el verano. Por si alguien no lo sabe, es donde subo mis relatos en audio, narrados por el titán Álvaro Reina —la voz en castellano de Ezra Bridger, Jaskier y Bran (de mayor).
Álvaro puede hacer de otros?
Hola, David. ¿Te refieres a interpretar varios papeles?
No, preguntaba si Álvaro ofrecería sus servicios a otras Newsletters.
Jajaja. Perdón, que estaba recién levantado y no me enteré bien. No lo sé. Imagino que sí. Es un profesional, así que habría que hablarlo con él quién quisiera.
Gracias. Pero antes de molestarlo (por si sus precios están fuera de lo que me valen la pena tener podcast), cuánto cuesta por podcast de media?
Te respondo por privado.
"Yo, escribiendo. Y cuando no, pensando que debería estar escribiendo. Y cuando sí, creyendo que debería estar escribiendo algo distinto o mejor."
Vaya capacidad de síntesis de la mente de un escritor, hijoputa.
Enhorabuena por esas palabras lindas de la editorial y por seguir en el camino ♥️
PD: Lo de Álvaro Reina, muy merecido lo de titán. La primera vez que lo escuché en el podcast, flipé.
Parece ser que todos los escritores pensamos un poco igual, sí. Me alegra que empaticemos en esa mentalidad impostora.
Gracias por tus palabricas bonitas, Samu.
🙏🏻❤️🙏🏻
Tom, qué gozada leerte. No solo por todo lo que estás creando —que es mucho, diverso y lleno de imaginación— sino por cómo lo cuentas: con honestidad, con humor, con esa mezcla tan reconocible entre entusiasmo y agotamiento que sentimos quienes escribimos a conciencia.
Me gusta esa forma en la que compartes tu caos sin disfrazarlo, porque en ese caos hay verdad. Y la verdad, cuando se muestra sin solemnidad, genera comunidad.
Me llevo muchas cosas de tu post, pero sobre todo una: hay proyectos que necesitan su tiempo, su temperatura, su sombra. Como “El despertar del lucerna”, que quizás no dormía, solo esperaba la estación adecuada para germinar.
Nos seguimos leyendo entre zombis, demonios, relatos apocalípticos y ventanas abiertas.
Hola, Pedro.
¡Qué gozada para mí que me leas y que lo disfrutes!
¡De corazón!
Mi proyecto para 2025 es una masa informe de buenas intenciones que se descompone en tiempo real: escribir una novela, o tal vez cuentos, o quizás un tríptico sobre la procrastinación creativa.
Cada mañana abro el documento en blanco y veo cómo las palabras se pudren antes de nacer, como fetos literarios flotando en formol, mientras yo tecleo frases que borro antes de terminarlas porque no suenan en absoluto.
Los días se vuelven una herida abierta donde las horas gotean como pus. Escribo listas de proyectos que cambian según mi humor: los lunes quiero ser Borges, los martes me conformo con ser Arlt, los miércoles un blogger decente, los jueves contesto notas de substack, desde el viernes ya no sé ni mi propio nombre.
Las ideas se amontonan en mi cabeza como moscas sobre carne podrida, cada una prometiendo ser la definitiva, la que me salve del vacío. Pero cuando trato de atraparlas, se deshacen entre mis dedos como cenizas tibias, dejando solo el olor de la ambición descompuesta.
Mi único plan real es seguir sangrando palabras hasta que se me acaben las venas o hasta que algo encaje en algo. Seguir alimentando la máquina que vive dentro de mí, esa cosa que mastica mis pensamientos y los escupe como palabras ensangrentadas.